Luis Feito (Madrid, 1929)
El Iva no gravará el precio de adquisición. Sin pe… Read more
Luis Feito (Madrid, 1929)

471

Details
Luis Feito (Madrid, 1929)
471
firmado, fechado y titulado en el reverso: Feito 1964 471 Bas
técnica mixta sobre lienzo
120 x 160 cm.
Pintado en 1964.
Provenance
Colección privada, Madrid.
Special notice
El Iva no gravará el precio de adquisición. Sin perjuicio de lo anterior, tanto el beneficio obtenido con la venta como la prima del comprador llevarán Iva al 16%. Ambos conceptos se facturarán Iva incluido.

Lot Essay

Pionero de la abstracción a comienzos de la década de los cincuenta, época en que sienta las bases de su obra, Luis Feito vive la aventura de "El Paso" desde París, ciudad tradicionalmente elegida por aquellos de nuestros artistas que sentían la necesidad de ensanchar horizontes. En este período recibe la influencia del automatismo y de la pintura matérica, que le lleva a trabajar con pasta de óleo y arena, dentro de una paleta de colores reducida a los negros, blancos y ocres. En su caso, por lo demás, la capital francesa no iba a ser sino una escala, ya que más tarde residiría en otros países: primero en Canadá y luego en los Estados Unidos.
Las obras que presentamos pertenecen a un período en el que predominarán las manchas circulares abiertas a colores muy vivos, como es el caso del rojo que asoma con fuerza sobre las tinieblas de los negros y los tonos oscuros como una herida o un estallido de alegría y vitalidad. El color en las otras dos obras gana terreno, convirtiendo todo el espacio en un estallido tonal frente a un negro que mantiene su presencia. Las líneas dividirán el espacio con trazos horizontales o verticales. Concentra los núcleos de materia en una zona mientras el resto de la superficie permanece más neutro y en tinieblas. Este contraste es el que ha propiciado interpretaciones paisajísticas y también las de carácter sideral o cósmico, que le dejan todavía más escéptico. El artista sabe modular, matizar el color hasta el infinito, hace cantar en el espacio. Se produce un diálogo de dos o tres puntos de color sobre superficies planas agudizando la sensación de encuentro tenso entre lo lleno y lo vacío. Nos sorprende mucho en estas pinturas su sentido de lo espiritual, matiz que destaca en ellas Juan Manuel Bonet como muy acorde con el sentimiento personal de pintor en aquellas fechas. Se puede apreciar una luminosidad, profunda y nada efectista, que enriquece cada una de las telas en las que la fortaleza expresiva o su denso concepto matirico nunca las desequilibra. Alta gestualidad y rotunda intensidad emocional marcan estas piezas. Los colores no los concibe como simbólicos, sino como productos puros de su intuición.
De todas formas si nos limitamos a su trayectoria pictórica, la vía por él más frecuentada, vemos que no ha dejado de cambiar sin apartarse un ápice de sí mismo; esto es: que ha cambiado para poder mantenerse más fiel a sí mismo, a su tensión original. Mantiene una abstracción sin prescindir jamás de un cierto gestualismo automático. La mayoría de sus obras carecen de título, por lo que suelen reconocerse con una numeración que se les asigna.

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