Estela de Boek

Las obras que presentamos de este artista (lote 56 y 63), están fechadas en períodos de tiempo dilatados, períodos en el que el pintor desarrolló una transformación paulatina que discurre sin interrupción. Una transformación no formal, sino íntima como muy bien señalaba el artista: "toda la evolución de mi pintura ha sido siempre la consecuencia de una transformación interior; el menor cambio que se produce en mi personalidad, cualquier novedad en mi pensamiento o en mi estado de ánimo, ha tenido siempre una inmediata proyección en mi pintura".
Estela de Boek pertenece a una época en la que el artista tras abandonar su dedicación al grabado decide volver a la pintura. Poco después, del 87 al 89, surgieron unos cuadros con nombres como Mo y Boek, una especie de canon femenino y de canon masculino. Boek era un personaje ambiguo, como del bosque, y guerrero, y Mo la reencarnación de muchos aspectos femeninos aún más misteriosos. Se trata de una renovación de los procedimientos, las formas y la apariencia del cuadro, una transformación de la idea y el concepto de la pintura queriendo alcanzar unos resultados diferentes. El color se hace más denso, oscuro, confuso y ambiguo, desarrollando una iconografía en la que vuelve la evocación de una poética subjetiva de lo real. Aparecen formas y objetos evocadores de una realidad poética hundida en lo más profundo de su subconsciente.