Lot Essay
Antonio López García es el artista español realista por excelencia de la segunda mitad del siglo XX. Desde muy temprana edad, su tío Antonio López Torres, descubrió su habilidad en el dibujo y lo animó a seguir por este camino. En un momento dónde el abstracto se imponía, Antonio López hizo su propio camino en la figuración.
Su obra son vivencias cotidianas: vistas de Madrid, mobiliario frecuente cómo neveras o alacenas, o las situaciones familiares más comunes. Su obra es el reflejo de su vida. No es el artista bohemio o extraño sino el hijo, marido y padre, un hombre de ciudad y de campo, y todo eso lo plasma en su obra que tiene más de una lectura s una mujer durmiendo o es la mirada de quien observa a sabiendas de que no le sorprenderán haciéndolo? El artista no se conforma con simples pinturas figurativas sino que, con una mezcla de surrealismo y emotividad, ha sabido transmitir algo más que un lugar o una situación, dotándolas de un aire de misterio. Con la precisión de un perfeccionista y el alma de un artista, Antonio López García, crea la habitualidad de la vida con todo lo que eso conlleva. Toda su obra tiene un fondo que va más allá de lo que el ojo ve llegando a lo que el corazón siente.
La calidad en el detalle, en los matices de su paleta y en la plasticidad de la obra, hace que esta pieza sobresalga de la obra pictórica de Antonio López debido a su elemento escultórico.
Esta obra, de la cual existe una versión en bronce y otra en escayola, es una combinación de pintura y escultura (ver fig. 1). stamos delante de un cuadro o de una pieza tridimensional? La madera tallada con minuciosidad y pintada con detalle es la demostración de la habilidad plástica y cromática de Antonio López. Mujer durmiendo es una pieza monumental e intimista; monumental por su tamaño y calidad, e intimista por sus colores y simplicidad en los detalles. Mediante esta Mujer durmiendo o El sueño (combinación del título de esta obra) Antonio López nos muestra una vez más, una escena atemporal.
El rostro de la modelo es su ideal de mujer, ya utilizado en otros trabajos como, por ejemplo, en su obra Cuatro Mujeres de 1957, guarda un asombroso parecido a María Moreno, su esposa (ver fig. 2). Antonio López consigue tallar en la madera el reposo y el sopor del sueño, casi la oímos respirar profundamente sin que ella sepa que el mundo la está observando.
Su obra son vivencias cotidianas: vistas de Madrid, mobiliario frecuente cómo neveras o alacenas, o las situaciones familiares más comunes. Su obra es el reflejo de su vida. No es el artista bohemio o extraño sino el hijo, marido y padre, un hombre de ciudad y de campo, y todo eso lo plasma en su obra que tiene más de una lectura s una mujer durmiendo o es la mirada de quien observa a sabiendas de que no le sorprenderán haciéndolo? El artista no se conforma con simples pinturas figurativas sino que, con una mezcla de surrealismo y emotividad, ha sabido transmitir algo más que un lugar o una situación, dotándolas de un aire de misterio. Con la precisión de un perfeccionista y el alma de un artista, Antonio López García, crea la habitualidad de la vida con todo lo que eso conlleva. Toda su obra tiene un fondo que va más allá de lo que el ojo ve llegando a lo que el corazón siente.
La calidad en el detalle, en los matices de su paleta y en la plasticidad de la obra, hace que esta pieza sobresalga de la obra pictórica de Antonio López debido a su elemento escultórico.
Esta obra, de la cual existe una versión en bronce y otra en escayola, es una combinación de pintura y escultura (ver fig. 1). stamos delante de un cuadro o de una pieza tridimensional? La madera tallada con minuciosidad y pintada con detalle es la demostración de la habilidad plástica y cromática de Antonio López. Mujer durmiendo es una pieza monumental e intimista; monumental por su tamaño y calidad, e intimista por sus colores y simplicidad en los detalles. Mediante esta Mujer durmiendo o El sueño (combinación del título de esta obra) Antonio López nos muestra una vez más, una escena atemporal.
El rostro de la modelo es su ideal de mujer, ya utilizado en otros trabajos como, por ejemplo, en su obra Cuatro Mujeres de 1957, guarda un asombroso parecido a María Moreno, su esposa (ver fig. 2). Antonio López consigue tallar en la madera el reposo y el sopor del sueño, casi la oímos respirar profundamente sin que ella sepa que el mundo la está observando.