Lot Essay
Este cuadro pertenece a la década de los años 30, período de gran reconocimiento del artista. A este momento se deben no sólo grandes cuadros suyos, sino también importantes exposiciones como la del Círculo de Bellas Artes de Madrid o la de París de 1936. "Los Ermitaños" le valió a Solana la Medalla de Honor, a título póstumo, en la Nacional de Bellas Artes de 1945. Según el historiador Luís Alonso Fernández para el presente cuadro el artista encontró el modelo en un lienzo del Siglo XVII que Solana guardaba en su casa y al que siguió fielmente (L. Alonso Fernández, J. Solana. Estudio y Catalogación de si obra, Centro Cultural del Conde Duque, Madrid 1985, pág. 65). Aun siendo este caso cierto, sus semejanzas compositivas con el "San Antonio Abad y San Pablo, primer ermitaño" de Diego Velázquez que se encuentra en el Museo del Prado son evidentes (ver fig.1).
El tema del ermitaño no era ajeno al artista. Ya en 1907 Solana ejecuta un lienzo de medidas inferiores al presente cuadro titulado "El Ermitaño" (Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía). Es un regalo que dedica a su gran amigo Valle-Inclán. Al contrario que con este cuadro de tonos más claros y una paleta cromática más rica, en "Los Ermitaños" el artista es austero en el uso de los colores donde predominan los tonos oscuros de pardos verdes y negros. El color negro es el predominante en esta obra ya que los colores se emplean con tonalidades sombrías, manchados, creando una composición oscura. Las formas se delimitan con una gruesa línea negra, característica indiscutible del pintor que no mancha al pasar de una zona a otra de color. Todo ello con una técnica empastada y violenta que deja marcada la huella del pincel y que conscientemente le aleja de la suave estética velazqueña. Los libros y la tinaja en primer término aparecen como naturalezas muertas con aspecto de pura realidad y naturalidad alcanzando un hacer propio, simple y duradero. Dentro de una prolífica temática religiosa donde abundan los Cristos, los mártires, las capillas, las procesiones o las beatas, "Los Ermitaños" ocupan un lugar fundamental en la producción del artista.
El tema del ermitaño no era ajeno al artista. Ya en 1907 Solana ejecuta un lienzo de medidas inferiores al presente cuadro titulado "El Ermitaño" (Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía). Es un regalo que dedica a su gran amigo Valle-Inclán. Al contrario que con este cuadro de tonos más claros y una paleta cromática más rica, en "Los Ermitaños" el artista es austero en el uso de los colores donde predominan los tonos oscuros de pardos verdes y negros. El color negro es el predominante en esta obra ya que los colores se emplean con tonalidades sombrías, manchados, creando una composición oscura. Las formas se delimitan con una gruesa línea negra, característica indiscutible del pintor que no mancha al pasar de una zona a otra de color. Todo ello con una técnica empastada y violenta que deja marcada la huella del pincel y que conscientemente le aleja de la suave estética velazqueña. Los libros y la tinaja en primer término aparecen como naturalezas muertas con aspecto de pura realidad y naturalidad alcanzando un hacer propio, simple y duradero. Dentro de una prolífica temática religiosa donde abundan los Cristos, los mártires, las capillas, las procesiones o las beatas, "Los Ermitaños" ocupan un lugar fundamental en la producción del artista.